El 2017 lo empecé con el pie derecho; es decir, con buena actitud de sarcasmo y fe para afrontar lo que vendrá a lo largo de este año.
Con respecto al 2016, fue un año (como en los anteriores) lleno de responsabilidades, deseos, anhelos, trabajo, un viaje, chistes, lágrimas, monotonía…
Alto
-silencio por un minuto-
La voz dentro de mi cabeza: Carlos, algo está pasando…
En diciembre del año anterior, analicé mis acciones realizadas hasta ese momento por lo que tuve que reconsiderar ciertas decisiones y objetivos. Resultando en la exclusión de ciertos hábitos: quejarme menos actuar más; y la inclusión de nuevas tareas para variar mi vida cotidiana: evadir la monotonía con más viajes, estudiar nueva carrera, leer nuevos libros. No es aburrida, no (creo); sin embargo, podría llegar a ser si todo es rutinario, ¿no?
Me llegué a cuestionar para realizar esos cambios, para lograr esas variantes que me pondrán en movimiento y actuar mejor. Es así que todo empieza desde cosas pequeñas. Lo que parece insignificante o no comprensible para unos es un gran paso o desafío para mí.
No es necesario explicar a otros lo que quiero o voy a hacer con mi vida (a menos que solicite opinión a mis padres). Eso sí, trato de ser consciente para no estar lamentando mi pasado por el «hubiera hecho».
He puesto muchas cosas en balanza para saber cómo actuar en este nuevo año. Para eso tengo muy claro lo que haré hoy para sacar provecho mañana. Aunque la verdad, para el ser humano, ninguna alegría dura para siempre si no estamos en renovación.
Un comentario en “Reconsiderar”