Después de celebrar el fin de año con mis parientes y amistades (y de superar mi embriaguez patológica), decidí viajar por la ruta del Spondylus para llegar hasta la Comuna de Olón. De regreso realicé paradas en Montañita y San Pablo para aprovechar el clima y la fotografía (por falta de tiempo no pude hacer más paradas).
Este viaje ya lo he hecho varias veces desde mucho tiempo atrás, por lo general a inicio y mediados de cada año. Esto es una tradición o costumbre, en mi caso, para oxigenar el cerebro, renovar la piel o quemarla, relajar mis pies caminando por la orilla de la playa, alejarme de la rutina, ciudad e incluso de las personas.
Hay momentos y lugares para todo, es así que, a inicio de este año fue una excusa válida viajar a la costa para aliarme con el sol y sus rayos solares (no olviden el protector solar para evitar quemaduras en la piel). El sofocante calor está siempre presente, no obstante, lo disfruté con el parasol, la arena y el mar.
Escapar por uno o dos días fuera de las costumbres de la ciudad es bueno para el cuerpo y mente, para recargar energías positivas. El efecto secundario es que, empezando la semana laboral, el descanso aún perdura en el alma. Aún así, es necesario estos viajes cortos.
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Renovar la mente para generar nuevas ideas. |
He empezado el año cumpliendo uno de mis resoluciones: viajar. Aunque no sea tan seguido, este año debo terminarlo con algunos viajes dentro o fuera del Ecuador.
Excitante mi primer destino en este 2017, ¿no?
Bonitas fotos!
Qué envidia de clima el de Ecuador. En Europa no nos quitamos el abrigo, la bufanda y los guantes!
Un saludo.
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Hola, Eleazar.
El clima es bueno acá, pero, a veces abusa el calor.
¡Saludos!
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